“me duelen las acciones de los malos, pero mas me duele el silencio de los buenos”

Por Carlos Ibáñez

“me duelen las acciones de los malos, pero mas me duele el silencio de los buenos”

Norbert Wiener

Hablar de la Trata de Personas dentro del contexto de las migraciones en ahondar en dos fenómenos distintos que en algún momento confluyen en tiempo, espacio y protagonistas.

Actualmente no existe país en el mundo que se encuentre libre de la presencia de fenómenos migratorios o de alguna de las modalidades de la Trata. Ya sea porque son países expulsores, de tránsito o receptores de migrantes ínter fronterizos o porque tienen esos movimientos dentro de su jurisdicción. En muchos casos, como en la situación particular de Guatemala, coexisten las tres.

Cuando se profundiza en las causas que originan la movilidad de las personas y las situaciones que vulnerabilizan a las personas para ser potenciales víctimas de trata, encontramos situaciones comunes. Ayer mismo escuchaba a la directora de una organización decir que el enemigo no es únicamente el tratante, sino también las condiciones sociales y estructurales que facilitan que las personas sean vulnerables a los mecanismos de captación y explotación que definen la trata.

Si bien anteriormente esta situación era conocida como trata de blancas por ser precisamente mujeres blancas europeas que eran llevadas con fines de explotación sexual hacia países de Europa del Este, Asia y África, actualmente esta situación ha cambiado haciendo de cualquier persona puede ser potencialmente una víctima de trata en cualquiera de sus modalidades: explotación sexual, explotación laboral, adopciones irregulares, mendicidad, comercio de órganos, matrimonios serviles, entre otras.

Aún antes del inicio del viaje, los tratantes han establecido sus redes como mecanismos de captación, falsas promesas de trabajo, estudios, mejores condiciones de vida se convierten en los ganchos con los cuales atraen potenciales víctimas, muchas veces con la ayuda de la misma familia o amigos. Durante todo el camino, los migrantes están propensos a ser captados por las redes existentes, quienes creando deudas de viaje, coartando la libertad, bajo amenazas, engaños o violencia entre otras, le convierten en víctimas Independientemente de la modalidad, la sutileza o la crudeza con la cual se manejen sus características, la trata constituye una acción que violenta el bienestar de las personas que son víctimas de ella y deja secuelas que deben ser atendidas para asegurar su salud y bienestar, dentro de espacios sociales que brinden seguridad y respeto.

Al desarraigar a una persona de su lugar habitual, limitarle su libertad y explotársele para beneficios económicos de terceros, se le está afectando no solo física sino también en los aspectos emocionales impidiéndole tener el pleno control de sus vidas. Esta situación es una clara violación al derecho a una vida digna, acorde con la calidad humana que nos corresponde intrínsecamente.

La explotación sexual comercial (el turismo sexual, la pornografía infantil, la prostitución forzada), el trabajo forzado ya sea agrícola, manufacturero o de cualquier otra índole, la mendicidad, las adopciones irregulares, el matrimonio servil, el comercio de órganos humanos, son algunas de las modalidades bajo las cuales muchas personas se convierten en víctimas de trata de manera cotidiana, ante la mirada muchas veces indiferente de los espectadores para quienes esa persona es “culpable de su situación”.

La lucha por evitar que más personas sigan siendo víctimas de trata, el rescate y atención a quienes ya se encuentran inmersas en ellas y la persecución penal de los tratantes, requiere de acciones conjuntas entre organizaciones que ya trabajan el tema de manera directa y aquellas que atienden a poblaciones susceptibles de ella. Implica también el reconocimiento del problema mismo y de sus diferentes modalidades junto con la visibilización pública del problema.

Ante esto necesitamos un estado que asuma responsablemente su deber de velar por pleno desarrollo de las personas. Un estado decidido a desarrollar las acciones de prevención, y atención de víctimas. Un estado que cumpla con su función tutelar de velar por el respecto de los derechos humanos de todas las personas. Así como, un estado que realice la persecución legal necesaria y aplique sanciones que realmente disuadan de continuar en esa actividad a los tratantes.

A la vez necesitamos una sociedad civil mas proactiva y articulada en el combate a la trata, que a la vez se constituya en monitora de las acciones del estado, y en observadora del fenómeno para advertir cualquier modificación que se de en sus mecanismos de captación, traslado, acogida o explotación de las víctimas.

Pasar al lado con esa mirada indiferente y actitud culpabilizadora es algo que debe quedar en el pasado y en lugar de ello, la eliminación de toda modalidad de trata de personas, debe ser parte de nuestro actuar en la búsqueda del desarrollo humano de la persona.

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