Las crisis no nos son extrañas

ALEPH: Carolina Escobar Sarti

Lo vi en una población del interior de Guatemala hace ya cierto tiempo; una familia en la cual ambos progenitores trabajaban vio reducidos sus ingresos porque el padre había perdido el empleo hacía más de un mes. Sin embargo, a la hora del almuerzo, el padre recibió primero su plato con arroz y dos piezas de pollo: una pechuga grande y una pierna; luego recibimos nuestros platos el hijo adolescente y yo, con porciones parecidas pero un poco menores; después fueron servidas las dos niñas, cada una de las cuales recibió una pieza pequeña de pollo, mientras que la madre se conformó con sentarse de último y comerse los restos del ave que fueron dejando, el pescuezo, entre ellos.

Sirva esta situación para ejemplificar cómo nos hemos relacionado muchas mujeres con las crisis, sean éstas individuales, familiares o sociales. Sabemos, eso sí, que impactan de forma diferenciada a hombres y mujeres. Por ello, y si bien no nos extrañan, parece que va siendo tiempo de enfrentarlas de otra manera. Las mujeres tenemos que descubrir maneras más creativas y menos opresivas de enfrentar hoy un contexto de crisis económica mundial como pocas, que hace evidente el paulatino agravamiento de la crisis financiera internacional. Quienes saben, dicen que no podemos emitir aún suspiros de alivio, porque advierten un mayor deterioro de los mercados de trabajo y una caída de la inversión y del consumo. Todo, en medio de una incertidumbre mayor de la que estamos acostumbradas.

Mujeres especialistas de varios países fueron convocadas a una reciente reunión en México, cuyo tema central fue el “Análisis de la crisis económica y financiera desde la perspectiva de género: entendiendo su impacto sobre la pobreza y el trabajo de las mujeres”. Por dos días discutieron aspectos importantes para analizar la crisis desde la perspectiva de género y tratar de identificar las áreas de mayor impacto sobre la pobreza y el trabajo de las mujeres. También examinaron las políticas públicas que existen y surgen en respuesta a la crisis, y señalaron que el punto de partida de las mujeres es siempre peor que el de los hombres. Finalmente se propusieron políticas para responder a las necesidades de igualdad laboral de las mujeres en contextos como el actual, y para promover una responsabilidad compartida entre ellas y los hombres.

“En la región, el impacto de la crisis económica no es inmune a la situación de mayor vulnerabilidad, en la cual se encuentra la mayoría de las mujeres; lo cual podría incrementar el desempleo femenino en sectores productivos como el comercio formal, la industria manufacturera, maquila y textiles, servicios financieros, turismo, así como el empleo doméstico, pues la brecha de la tasa de ocupación para mujeres es más elevada que para los hombres, situación que ha quedado demostrada en diversos estudios sobre crisis previas, aunque de menor envergadura. La falta de oportunidades laborales para mujeres es un obstáculo que se puede agravar en situación de crisis, por lo que la informalidad y el desempleo pudiesen ser más altos entre las mujeres, lo que a su vez podría implicar ausencia de protección e ingresos inestables”, señalaron. La mayoría de las mujeres somos analfabetas en temas económicos. Por ello es importante el aprendizaje sobre estos temas y reconocer que “las crisis nos equiparan a los hombres, pero hacia abajo”, como dijo una de ellas. Para que lo social y las mujeres estén en el centro de toda política pública hay que comenzar por cambiar la lógica económica que define la arquitectura financiera actual. No es poca cosa.

http://www.prensalibre.com/pl/2009/julio/30/329166.html

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