A CONTRALUZ: El retorno de las niñas

OPINION: Haroldo Shetemul

EL 3 DE NOVIEMBRE del 2006, una mujer desconocida secuestró a la pequeña Angiely, de dos años y medio, cuando jugaba en el patio de su casa, en Villa Hermosa, San Miguel Petapa. Desde entonces, su madre, Loyda Elizabeth Rodríguez, no ha parado de buscarla y ha hecho hasta lo imposible para poder recuperarla. En mayo del 2008, junto a otras tres progenitoras a quienes también les robaron a sus hijos, hizo una huelga de hambre frente al Palacio Nacional de la Cultura. Una semana después, la Procuraduría General de la Nación les mostró a los niños en disponibilidad de adopción. Una de las madres reconoció a su hija, pero Loyda no pudo encontrar a Angiely.

POSTERIORMENTE, cuando Loyda revisaba los expedientes del Consejo Nacional de Adopciones (CNA), se llevó una gran sorpresa. Esa institución, que había sido creada para detener las adopciones ilegales, había dado el visto bueno para la salida a Estados Unidos de una niña que tiene todas las características de Angiely. La madre asegura que la niña que aparece en esa fotografía es su pequeña hija. El único problema es que para darla en adopción, los delincuentes le cambiaron el nombre y ahora se llama Karen Abigaíl López. La niña salió del país rumbo a EE. UU., a fines del año pasado, en un proceso aprobado por el CNA.

EL PROCEDIMIENTO fue viciado. El juez de Niñez y Adolescencia de Escuintla, Mario Fernando Peralta Castañeda, no tomó en cuenta las pruebas de ADN que evidenciaban que la niña no era hija biológica de la supuesta madre, en cuyo expediente había cédulas y declaraciones falsas. Por ley, antes de declarar a una menor en estado de adaptabilidad, la foto de ésta debe ser publicada en el Diario de Centro América. En el caso de Angiely, publicaron la foto de otra niña. Para poder sacarla del país, los traficantes tramitaron un pasaporte con la foto de otra menor. En el aeropuerto nadie se dio cuenta de que la niña que salía no era la misma que aparecía en el documento. Ese procedimiento retorcido permitió que Angiely saliera del país para ser adoptada por la familia Monahan Vanhorn, en EE. UU.

ESA ES LA RAZÓN de que Loyda sea una de las madres que hacen una huelga de hambre desde hace una semana frente a la Corte Suprema de Justicia. A ella la acompañan Raquel y Olga, a quienes también les robaron a sus pequeñas hijas Cindy García (ahora llamada Cindy Colwell Thomas) y Kimberly Azucena Jiménez (Kimberly Azucena Ocheltree). Junto a ellas también se encuentra Norma Cruz, directora de la Fundación Sobrevivientes, quien les ha dado acompañamiento y exige que los procesos de adopción de esas tres menores queden sin efecto y que las niñas retornen a sus respectivos hogares en Guatemala.

LA LUCHA de estas valientes mujeres es difícil, pero debe ser apoyada por todos los guatemaltecos, ya que representa la resistencia ante las mafias que durante años han empleado los procedimientos más crueles para arrancar a niños de sus madres para obtener fuertes ganancias. Es evidente que los padres adoptivos fueron engañados por los traficantes, pero ellos deben devolver a las niñas. La huelga de hambre que llevan a cabo estas madres es un llamado de atención para que no olvidemos el dolor y la angustia que significa que secuestren a niños como parte de un negocio millonario.


http://www.prensalibre.com/pl/2009/julio/22/327967.html

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