Llamado a los nuevos funcionarios

Olga Villalta / Diario Centroamérica / 20 de septiembre de 2011

El miércoles 14 de septiembre, en un matutino local, cinco representantes de oficinas de Naciones Unidas en Guatemala (Unicef, Oacnudh, ONU-Mujeres,Onusida y Unfpa) publicaron una columna de opinión en la que evidencian cómo en la campaña electoral reciente los temas que tienen que ver con la existencia de abortos en condiciones de riesgo para las mujeres, el acceso a métodos anticonceptivos y la educación sexual no fueron abordados con seriedad y desde la perspectiva de los derechos humanos por las/os candidatos.

El aborto sigue siendo el secreto de miles de mujeres que recurren a él cuando se enfrentan a un embarazo no deseado por violación, por incesto, por falta de información o porque como cualquier ser humana, se equivocó. Se condena a las mujeres que lo hacen, pero no se atacan las causas. Para debatir este problema necesitamos que las/os tomadores de decisiones en el Estado se independicen de las posturas religiosas y asuman por fin que vivimos en un Estado laico.

El aborto es un problema social, de salud y de derechos humanos, y aunque en la campaña electoral muchas/os de ellos utilizaron el imaginario religioso para ganar votantes, al ejercer el poder, la ciudadanía debe exigir de ellas/os seriedad en los compromisos asumidos como país en el ejercicio de los derechos humanos, en este caso de las humanas.

Los avances en la legislación guatemalteca, promovidos en lo fundamental por las organizaciones de mujeres, deben respetarse y hacerse realidad. Debemos entender que es el Estado quien debe crear condiciones para la solución de la salud sexual y reproductiva de las mujeres, logrando así el derecho a una maternidad saludable y voluntaria.

El Estado debe realizar acciones hacia los hombres, no solo en el sentido de la responsabilidad en las funciones reproductivas (son ellos los que tienen hijos regados por todos lados), sino en promover una concepción del ejercicio de la sexualidad basada en los derechos humanos.

La criminalización del aborto obliga a las mujeres pobres a recurrir a personal no capacitado, poniendo en riesgo su salud y vida, además de enfrentarse a la estigmatización de la sociedad, viviendo en silencio su culpa.

Tomo la palabra de las/os funcionarios de Naciones Unidas, quienes nos llaman a “un debate que desafíe a respetar los derechos y libertades inherentes a toda persona”. Las y los funcionarios que asumirán sus cargos en enero (Legislativo y Ejecutivo) deben reconocer que existe una responsabilidad estatal respecto al pleno ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las ciudadanas guatemaltecas.

 

 

ProReforma ignora a las guatemaltecas

Irma Alicia Velásquez Nimatuj

Guatemala, 16 Sep (Cerigua).- La propuesta de ProReforma no sólo discrimina a los pueblos indígenas y a los jóvenes, sino además ignora a quienes conforman más de la mitad de la población del país, las mujeres, indicó Irma Alicia Velásquez Nimatuj.

A decir de Velásquez, en su columna “ProReforma X”, las mujeres son tan diversas, provienen de distintos pueblos, de distintas clases sociales, con diferentes intereses y tendencias ideológicas y han sido actoras económicas y políticas invisibilizadas en el país.

De acuerdo con la columnista, después de leer la propuesta se evidencia que la población femenina no es incluida, ni se respetan sus múltiples capacidades, aportes y necesidades en la construcción de un pacto político cultural.

Según la lideresa indígena, las guatemaltecas terminan oscurecidas y diluidas bajo argumentos superados en otras sociedades, los que son presentados como la panacea para que “Guatemala se afiance de un genuino régimen”.

La exclusión de las mujeres se esconde detrás de una defensa acérrima y conservadora de los principios de igualdad y de libertad, especialmente cuando se apela a lo largo del documento a no ser discriminatorios, a no conceder explícita o implícitamente prerrogativas, privilegios o beneficios que puedan disfrutar todas las personas, subraya la profesional.

Velásquez enfatizó que los ponentes, en su mayoría hombres, no se percatan, ni reflexionan que ellos individual y colectivamente poseen significativas cuotas de poder, no por esfuerzo propios, sino en buena medida heredados y asignados únicamente por ser hombres.

Las propuestas presentadas por ProReforma esconden posiciones conservadoras que buscan perpetuar la exclusión de las mujeres en los tres poderes del Estado, indicó la columnista.

Finalmente, Velásquez lamentó que mientras el mundo camine hacia la eliminación de construcciones con resabios sexistas, racistas, clasistas y discriminatorios, esta asociación impulse todo lo contrario, en un país como plural como Guatemala.

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