Alertan por aumento de feminicidio

MADRID / Agencia AFP

CENTROAMÉRICA: Informe presentado en España da cuenta de la situación

El feminicidio y la trata y tráfico de mujeres “están alcanzando categoría de epidemia” en los países centroamericanos, alertaron dos informes presentados ayer por el Sistema de Integración Centroamericana (SICA) y la Agencia Española de Cooperación (AECID) en Madrid.

Guatemala es el país más afectado, con algo más de 5 mil feminicidios entre 2000 y 2009, seguida por Honduras, El Salvador y República Dominicana, mientras en toda la región el número de feminicidios se duplicó entre 2003 y 2009. FOTO LA HORA: ARCHIVO

“El feminicidio y la trata y tráfico de personas son dos fenómenos en alza de violencia contra las mujeres en los países de Centroamérica”, son las conclusiones de estos informes, elaborados por el Consejo de Ministras de la Mujer de Centroamérica (COMMCA), órgano del SICA especializado en temas de género, en colaboración con la AECID.

En algunos países hay más de 100 por 100.000 habitantes, por lo que “los niveles de homicidios de mujeres en la región están alcanzando categoría de epidemia”, declaró la autora del estudio, Ana Carcedo.

Guatemala es el país más afectado, con algo más de 5.000 entre 2000 y 2009, seguida por Honduras, El Salvador y República Dominicana, mientras en toda la región el número de feminicidios se duplicó entre 2003 y 2009.

Estos datos aparecen en un contexto de incremento general de los homicidios en los últimos años, pero los de mujeres crece con más rapidez: entre 2003 y 2007, el número de asesinatos de hombres aumentó un 50%, mientras que el de mujeres se incrementó un 160%.

El informe sobre feminicidio alerta de que “crece el riesgo para las mujeres más jóvenes, con menos experiencia y menos conocimiento para buscar ayuda”, “se cometen más en lugares públicos” y “por redes y grupos organizados” y “la impunidad alimenta” este crimen, según las conclusiones, difundidas por la AECID.

Además “los escenarios históricos de marginación se fortalecen y se establecen sinergias con los nuevos”, mientras “aumenta el uso de armas de fuego en relación directa con la dinámica armamentística de la región”.

En cuanto al informe sobre la trata y tráfico de mujeres, el primero realizado en la región, se constata que es “un problema social en expansión”.

“Tiene fines de explotación sexual fundamentalmente, pero coexiste con (…) la venta de niños y niñas nacidos en el contexto de la trata”, hay un reclutamiento “constante”, se lleva a cabo con “complicidad policial” y “no existen en los países estudiados protocolos o prácticas de repatriación” de las víctimas.

Los estados centroamericanos “son países de origen, tránsito y destino”, según el informe, que señala que “hay un ‘mercado regional’ y también trata interna”.

“Existen condiciones estructurales como la exclusión social o la violencia contra las mujeres que favorece” la trata, y las víctimas, que “intentan escapar de forma permanente pese a los riesgos”, la consideran “una manifestación más de una historia de maltratos, abusos e impunidad”, concluye.

Estos estudios se han realizado en colaboración con la AECID, que desde 2006 colabora con el COMMCA y ha destinado a proyectos sobre género 1,7 millones de dólares desde ese año.

Entre 2004 y 2008, España ha multiplicado por seis los recursos dedicados a promover la igualdad de género en América Latina, que en 2008 se situaron en 299 millones de euros (406 millones de dólares).

“Existen condiciones estructurales como la exclusión social o la violencia contra las mujeres que favorece la trata, y las víctimas, que intentan escapar de forma permanente pese a los riesgos, la consideran “una manifestación más de una historia de maltratos, abusos e impunidad.”

Conclusiones del Consejo de Ministras de la Mujer de Centroamérica (COMMCA).

http://www.lahora.com.gt/notas.php?key=62746&fch=2010-02-17

Capturan a cuatro policías acusados por violación de un joven de 19 años

Nacionales | Diario La Hora

Mariela Castañon | mcastanon@lahora.com.gt

PNC: Dos fueron retenidos por omisión de denuncia

Uno de los sindicados de violación rinde su declaración en la Torre de Tribunales. FOTO LA HORA: JOSÉ OROZCO

Cuatro agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) y un civil fueron capturados por miembros de la Oficina de Responsabilidad Profesional (ORP), sindicados de abusar sexualmente de un joven de 19 años, que trabajaba como repartidor de comida en la zona 1.

Juan Carlos Martínez, jefe de la ORP, confirmó el hecho, e indicó que los detenidos son los agentes Calixto Santiago Andrés, César Augusto López Ramírez, Roelmer Abelino Miranda Monzón, Ramiro Reyes Castro y un civil, identificado como Braulio Che Cu. Los miembros de la institución policíaca formaban parte de la División de Protección y Seguridad (Diprose) y estaban asignados al resguardo de la Procuraduría de los Derechos Humanos (PDH).

Según se ha dado a conocer, está por establecerse si los cuatro policías participaron en este hecho, pues se cree que dos de ellos fueron detenidos por omisión de denuncia.

De acuerdo con Martínez, la detención se efectúo en la zona 1 capitalina y el delito que se les imputa es violación con agravación a la pena.

La ORP señala que en lo que va del año, por lo menos 18 miembros de la institución policíaca han sido capturados por los delitos de robo de droga, ejecución y violación.

HECHO

Según se dio a conocer, el hecho se perpetró el 2 de enero, contra un jovencito que laboraba como repartidor de comida en un restaurante de la zona 1, que fue requerido para entregar alimentos, sin embargo, el propósito era abusar de él.

La PDH recibió la denuncia el 16 del mismo mes, y fue allí donde se iniciaron las diligencias para aprehender a los sindicados.

Por su parte, Sergio Morales, representante de esa institución condenó el hecho y pidió que se haga justicia.

http://www.lahora.com.gt/notas.php?key=62770&fch=2010-02-17

Huérfanos por asesinatos de mujeres quedan en el olvido, señala informe

Guatemala – Cientos de niños guatemaltecos huérfanos por los frecuentes asesinatos de mujeres son víctimas del olvido por falta de políticas estatales y muchas veces su única alternativa es vincularse con la delincuencia, revela un informe.

“Los asesinatos de mujeres no quedan ahí porque también hay secuelas y daños colaterales como los niños que quedan huérfanos y sin ningún apoyo del Estado”, afirmó en conferencia de prensa la comisionada presidencial contra el asesinato de mujeres, Alba Trejo.

La situación agrava la desintegración familiar debido a que los niños son separados y distribuidos a diferentes hogares de la familia, indicó al divulgar el diagnóstico elaborado por la Escuela de Psicología de la estatal Universidad de San Carlos y auspiciado por la Presidencia.

De los 31 casos estudiados, también hay indicios de que los infantes fueron víctimas de abusos sexuales y laborales, y otros fueron testigos presenciales del asesinato de su progenitora lo que los convierte en blanco de un ataque pues viven en denominadas zonas rojas.

Las zonas rojas en Guatemala se caracterizan por su pobreza y por estar dominadas por el crimen organizado y pandillas juveniles, quienes a base de violencia imponen su ley, por ello son proclives a formar parte de estas estructuras y morir en las mismas condiciones.

Los autores del informe destacaron el caso de dos jóvenes de 17 años que ya tienen varios ingresos en hospitales por heridas de arma de fuego, mientras que otra adolescente vive con el victimario de su progenitora.

La mayoría de huérfanos no asisten a las escuelas y tampoco fueron reconocidos en el registro civil, por lo que “no existen en Guatemala” por carecer de documentos de identificación, alertó la funcionaria.

La mayoría de niños sufren “traumas sicológicos, son retraídos, agresivos, están desnutridos y otros están en conflicto con la ley” debido a la ausencia de una política estatal para ayudar a esta población a integrarse a la sociedad.

En Guatemala la violencia deja unos 6 mi muertos anualmente, entre ellos más de medio millar de mujeres.

“El Estado no ha puesto atención a este tema de la niñez, quienes no sólo perdieron a su madre sino también a sus hermanos al ser separados”, lamentó a su vez la encargada del diagnóstico, Elsa Arenales.

“Son miles de mujeres las que han sido asesinadas en los últimos años y la mayoría eran madres solteras”, afirmó.

Ante ello, recomendaron crear un protocolo de atención inmediato que estaría conformado por distintas instancias estatales como la Procuraduría General de la Nación, la Secretaría de Bienestar Social, el Ministerio Público (Fiscalía) y la Magistratura de la Mujer del Organismo Judicial, entre otras.

El objetivo es que estas entidades inmediatamente se encarguen de los huérfanos y brinden ayuda sicológica, becas de estudio y atención gratuita en salud.

“Esto es una voz de alerta a las instituciones del Estado para que tomen cartas en el asunto”, puntualizó Arenales.

AFP

http://www.prensalibre.com/pl/2010/enero/27/371579.html

Portlander uses plastic bottles to build classrooms, community in Guatemala

By Matthew Preusch, The Oregonian

Laura Kutner is a  Peace Corps volunteer in Guatemala who directed construction of this school made with plastic bottles.
Laura Kutner is a Peace Corps volunteer in Guatemala who directed construction of this school made with plastic bottles.

Working as a Peace Corps volunteer, Lincoln High School graduate Laura Kutner (fifth from the right in a black shirt) directed the construction of a school building in Guatemala using discarded plastic bottles. In Guatemala, Laura Kutner noticed, plastic trash was everywhere.

And in the rural Guatemalan community where Kutner was until recently a Peace Corps volunteer, there were classrooms without walls.

Kutner, a 2002 graduate of Portland’s Lincoln High School, saw a solution to both problems. Thanks to her, the village of Granados in central Guatemala now has two new school rooms whose walls are made from discarded plastic soda bottles and other litter.

Kutner, 25, came up with the idea and saw the project through. And in so doing, she learned plenty — too much, really — about plastic and a fair amount about building community.

“First of all, there is so much plastic. Everything is packaged in plastic,” said Kutner, who was in Portland last week during a break from her work in Guatemala, where she remains assigned, but to a new location and job. “I got so sick of plastic.”

Who can blame her? She rallied the agricultural community of 900 people and surrounding mountain villages to collect more than 4,000 used plastic drink bottles from ditches, gutters and trash piles.

Students, volunteers and school staff then stuffed the bottles with plastic bags: potato chip packaging and grocery sacks. As many as 250 were crammed into each bottle using hands and sticks: this to contain plastic trash while adding heft to the bottle structure taking shape.

“We all got blisters from stuffing,” Kutner said.

Stacked side by side and row atop row, bound with chicken wire and coated with a cement-sand mix, these became the building blocks for walls that now enclose two small classrooms for Granados’ elementary school students.

“For me and for the community, seeing these two classrooms standing is truly a dream come true,” Kutner said.

Kutner applied to the Peace Corps while a senior at the University of California at Santa Barbara, where she graduated in 2006 with a degree in anthropology and Spanish.

Helping others came naturally. Kutner, whose mother was a Peace Corps volunteer in the 1970s, was active in Lincoln High’s service club and other charitable endeavors.

Her father, Douglas Kutner, a Portland psychologist, remembers driving her as a child to Hat Point on the edge of Hells Canyon in the far northeastern corner of Oregon, the Seven Devils range in the distance.

“She said, ‘It’s really hard to look at all this beauty when you know how much suffering there is in the world,'” he recalled. “She was 9.”

Kutner is now based in San Miguel Dueñas, one of 128 Peace Corps volunteers from the Portland area, which ranks 11th among the nation’s metro areas for producing volunteers. Oregon ranks fifth among states per capita for Peace Corps volunteers.

When Kutner arrived at her posting in Granados in April 2007 to teach life skills to children, a metal frame and roof was all there was to the roughly 1,300-square-foot school annex building. The village government didn’t have the money to finish the project.

The elementary school’s principal told her they needed the space, and could she help find a way to finish the school?

Kutner got the idea to use bottles from a Guatemalan group called Pura Vida, which was using bottle-filled “eco-blocks” for community construction projects.

“A bottle project had never been done with metal before, always out of wood, but I figured why not look into it,” she said.

The project ended up costing about $3,000, Kutner said. It was finished with the help of local businesses that donated materials and labor; the goodwill organization Hug it Forward, who sent five volunteers to Granados; and Peace Corps volunteer Rebecca Wike of Washington, who succeeded Kutner in Granados.

In the fall, the gray walls were painted a vivid orange. Welders were still finishing the windows during the inauguration Oct. 26. This month, students will begin using the classrooms.

“I think one of the biggest things I learned is to not just have faith in yourself, but to have faith in other people,” Kutner said. “The end result of what we were able to accomplish was way greater than I ever imagined.”

While it got new classrooms, the community also got a new awareness of the litter all around it.

Kutner remembers being on a bus and for the first time hearing a mother tell her child not to throw an empty bottle out the window, a common practice. Another resident has begun collecting cans and hauling them into the capital, four hours away, to collect the deposit.

And though she got the project started, it was the local community that saw it through, Kutner said.

“With development work, you have to find a real balance. It has to be something the community really wants or needs, but they also have to be able to do it themselves,” Kutner said. “Otherwise it’s not sustainable.”

Kutner, whose name adorns a wall plaque at a new library in Granados she also helped build, has eight more months in Guatemala with the Peace Corps. After that, she plans to pursue a master’s degree in international studies and environmental management, perhaps at the University of Washington so she can be closer to her family, before continuing with a career abroad.

“I miss my family,” she said. “But I feel like I come alive when I do this kind of work.”

Guatemalan Masculinity and Feminism: A Happy Marriage?

Update of PBRC Summer Stipend | Professor Sarah England

Assessing Educational Campaigns against Gender Violence in Guatemala

The primary objective of this project is to observe and analyze educational campaigns carried out by NGOs in Guatemala City targeted at deconstructing cultural ideologies that perpetuate gender inequality and specifically violence against women. My aim is to understand how these organizations conceptualize gender, how they present their material to the intended audience, and to what degree the audience responds to these ideas, especially men. I am also interested in understanding how the members of the organizations themselves have arrived at their own analysis of gender, gender inequality, and feminism. I am especially interested in what has led men to be involved in these campaigns and what strategies they use to get other men to rethink the fundamental premises of patriarchy.

In the summer of 2009 I traveled to Guatemala City with funding from the PBRC summer stipend and began preliminary investigations on the questions listed above. Through the collaboration of the Costa Mesa-based organization Mujeres Iniciando en las Americas (MIA), founded and run by activist Lucia Munoz, I was able to contact several different women’s organizations, observe gender equality workshops designed and carried out by MIA, and interview men and women involved in the campaign for gender equality in different capacities. From this preliminary set of observations and interviews I gained several insights into the way that Guatemalan activists think about gender and gender inequality, and also came up with some new ideas for theoretical and methodological approaches for further investigation of the topic.

The two gender equality workshops that I observed were initiated and carried out by MIA based on a manual designed by the Canadian-based White Ribbon campaign. One of the workshops took place in a primary school in Zona 18, one of the poorest neighborhoods of Guatemala City with high rates of violent crime, and the other took place with university students and activists at the University of San Carlos, the largest public university in Guatemala. During these workshops students were asked to list basic ideologies about the traditional roles of men and women and to question their reality, origins, and validity as models of social comportment. What I realized from observing these workshops is that both the primary school-age students and the university-level students were quickly able to list the stereotypical gender roles and characteristics of men and women that make up what scholars call “the patriarchal bargain” in Latin America-that is the model of gender relations in which men are the heads of household, financial providers, and sources of authority while women are responsible for domestic duties, child rearing, and sexual fidelity. The university students were also quick to recognize the sexual double standard in which men are sexual subjects with a large degree of autonomy over their sexuality and sexual behavior whereas women are meant to be the objects of men’s desire and control. However, upon further discussion it became clear that despite everyone’s ability to recite the model of patriarchal gender relations and roles, the reality of their own lives was much more complex than the model suggests. Children mentioned mothers who work, fathers who do some housework, changing ideas about the ability of girls to get an education and so forth. The university students and activists also questioned the sexual double standard and its role in controlling even women who are students and public figures. Some of the male students also questioned women’s roles in perpetuating patriarchal ideologies in raising their sons and talked about the way that gender ideologies have also limited their ability to act outside of patriarchal norms. I concluded that these workshops are excellent avenues through which to gain an understanding of the models of gender that men and women grow up with and learn through their parents, peers, school, the media, etc. but also to see how their realities are more complicated and how, through various avenues, they are learning to rethink these models. However my preliminary observations suggest that this rethinking has mainly taken place in relation to the gendered division of labor, that is questioning whether women should be able to work, men’s role in the household, and so forth. What I saw less of was questioning the way that the social construction of male and female sexuality plays a large role in limiting women’s spatial mobility and justifying gendered violence.

The second method, interviews with activists, was also very fruitful in beginning to understand the various processes that have led certain men and women to rethink standard patriarchal models of gender and the barriers that they have faced in trying to act outside of those norms. Though the men’s pathways to becoming conscious of gender inequality were various (participation in the revolutionary movement of the 1970s/80s, being raised by single mothers, living with abusive fathers, having to take over domestic duties in the home), one commonality was that all feel that there are still enormous social pressures to enact machismo such that it is very difficult for men to promote and enact a feminist ideology, even within the activist community. This is a topic that I would like to explore in much more depth in future research. What are the models of masculinity that they have been exposed to? How did they develop an “alternative masculinity” and what have been the barriers they have faced in trying to enact that masculinity? Though all of the interviwees clearly articulated a belief that gender inequality is a complex set of social structures and beliefs that disempowers women and make them vulnerable to violence (structural, physical, and symbolic), a few also recognized that gender inequality not only structures power relations between men and women but also between men. Rather than seeing patriarchy as a privilege that attaches to all men, they expressed the idea that patriarchy (in the local form of machismo) not only harms women, but also harms men in that it encourages violence, power struggles between men, abusive relationships, and so forth. This is also an avenue that I would like to explore further as it aligns with much of the recent scholarship on masculinity that questions the degree to which it is a privilege or a liability both for men as individuals and of course for society as a whole.

Based on the insights I have gained from this preliminary research I plan to apply for the Wenner-Gren Post PhD Research Grant, the Fulbright Scholar Program, the American Council of Learned Societies Fellowships, and the Latin American Studies Association “Other Americas Project.” I plan to continue with the two primary methods of observing gender equality workshops and interviewing activists. My primary focus will be on extending feminist theory and methodology to the study of masculinity in Guatemala by 1) recognizing the social construction of gender and sexuality and the ways that these are linked to but not completely congruent with sex (in other words both men and women can be discriminated against for enacting what is perceived to be feminine behavior– being a biological male does not guarantee male privilege) 2) recognizing the way that gender ideologies are always linked to power 3) recognize multiple masculinities, cross-cut by race, class, and generation 4) separating out the models of gender and their actual enactment in people’s lives and 5) trying to understand all of this from the point of view of the subjects themselves, that is from the emic point of view of men and women who both live these ideologies and social structures and are trying to deconstruct them to form a more equal and peaceful society.

In August 2009, Professor Sarah England of Soka University worked with MIA on “Guatemalan Masculinity and Feminism: A Happy Marriage? Assessing Educational Campaigns against Gender Violence in Guatemala” funded by Soka University’s Pacific Basin Research Center. The idea behind this project was inspired by MIA’s work with the White Ribbon Campaign in Guatemala City which seeks to talk directly to men about issues of gender inequality and gendered violence.

Through my research on these issues in Latin America I have realized that the majority of work being done in this area, both among activists and among academics, seems to still frame gendered violence as primarily a woman’s issue that is discussed among women about how women can cope with it. However, since men are the main perpetrator’s of gendered violence it is very important that they be a part of the conversation about how to resolve the problem alongside women. But in order to do this it is important to understand how men think about the issue, how they conceptualize gender and gender inequality, the role that their own sense of masculinity plays in the construction of gender, and how they think that educational programs can be designed that will get men to think critically about these ideas of gender.

For this project I attended several workshops designed by MIA in collaboration with local Guatemalan NGOs and educators and interviewing facilitators and participants in order to gain insight into the questions posed above.

MIA is a wonderful example of an organization that has this as its explicit goal and has been very active in creating gender equality workshops among different sectors of the population. I first came to know about MIA in 2008 when Lucia Munoz visited the Soka University campus as part of a mini-conference on violence against women in Latin America. I then traveled with her on the summer 2008 delegation to Guatemala and was overwhelmed by the wealth of information, personal stories, and contact with activists that the delegations provide. It was truly an amazing experience both intellectually and emotionally to meet so many people dedicated to improving women’s lives and hearing the personal stories of suffering but also strength. I immediately recognized that the work of MIA aligned perfectly with the goals and missions of Soka University to create engaged, global citizens and asked Lucia to help me organize a Learning Cluster (4 week intensive course) with students from Soka to travel to Guatemala for two weeks to study more intensively the question of gender violence in the country.

The trip was very successful and the comments from the students were extremely positive, stating that the trip had been a life changing experience, opening up their eyes not only to the Guatemalan reality as a whole, but also cementing their resolve to become politically engaged in issues such as gender equality. I hope that this research project will foster continued collaboration between Soka University and MIA specifically, and between academia and activists more generally to tackle such a pressing social issue as gender violence.

Norma Cruz fue electa Personaje del Año 2009

Por Alejandra Álvarez | Prensa Libre

El Consejo de Redacción de este matutino, integrado por los editores de las diferentes secciones, eligió a Norma Angélica Cruz Córdoba como Personaje del Año 2009, por sus logros en la lucha contra la impunidad y los derechos de mujeres y niños.

Después de un profundo análisis y de una lista de personajes destacados en diferentes áreas, que inició en 25 y luego de varias rondas de votación quedó en cinco finalistas —Nineth Montenegro, Carlos Castresana, Ricardo Arjona, monseñor Álvaro Ramazzini y Cruz— esta última fue la ganadora en la votación decisiva.

Méritos

Durante este año, la Fundación Sobrevivientes atendió más de 16 mil 500 casos de violencia y abusos en contra de mujeres. Además, unos 450 expedientes llevados a los tribunales fueron resueltos en los últimos meses por mediación de su oficina legal, que bajo la dirección de Norma Cruz ha brindado acompañamiento desde el 2004 a miles de féminas en todo el país.

Esa labor ha hecho que la activista, quien fue propuesta en el 2005 para recibir el Premio Nobel de la Paz, sea acreedora de diferentes reconocimientos en el ámbito nacional e internacional.

El Premio Nacional de Derechos Humanos Padre Manolo Maqueira —2007—; el cambio de la rosa de la paz, por su lucha contra la violencia hacia las mujeres —2008—, y ese mismo año, el galardón otorgado por el Club de las 25 —mujeres profesionales de España—, forman parte de la lista de galardones.

En el 2009, Cruz recibió el Premio para Mujeres con Coraje, otorgado por la secretaria de Estado de EE. UU., Hillary Clinton, y la primera dama de esa nación, Michelle Obama.

“Fue honrada por sus persistentes esfuerzos por poner fin a la cultura de impunidad, del asesinato y otras formas de violencia contra las mujeres en Guatemala”, expresó Clinton al entregarle el merecimiento.

“Pese al gran riesgo para su seguridad personal, Cruz ha alzado su voz y ha sido extraordinariamente valiente”, afirmó la jefa de la diplomacia de EE. UU. durante la ceremonia, que tuvo lugar en la sala Benjamín Franklin, del Departamento de Estado, seguida de un coctel en la sala Thomas Jefferson.

La defensora de los derechos de las mujeres, quien se emocionó —según confiesa— cuando recibió el premio de manos de Clinton, fue honrada junto a otras siete activistas procedentes de Afganistán, Iraq, Malasia, Níger, Rusia, Uzbekistán y Yemen; en esa ocasión fue la única mujer latinoamericana.

En noviembre último, el diario El País de España la incluyó en la lista de los cien personajes destacados en el mundo.

En carne propia

Lo que motivó a Cruz a ayudar de manera directa a mujeres víctimas de violencia y abusos fue la lucha legal que emprendió para encontrar justicia en el caso de su hija Claudia María, quien fue víctima de violencia sexual de parte de la pareja sentimental de la activista.

Aunque se logró una sentencia condenatoria en el 2002, lo difícil y desgastante del proceso le dejó secuelas difíciles de borrar, confiesa Cruz.

Fue así como, en el 2003, Sobrevivientes comenzó a funcionar como asociación, y actualmente es una fundación.

Sus orígenes

Cruz nació en la Ciudad de Guatemala, en 1962. Su padre era zapatero y su madre trabajaba en casas, como cocinera.

Se crió en el seno de una familia relacionada con el movimiento revolucionario. Recuerda que en la década de 1960 uno de sus tíos participó en grupos insurgentes, durante la época de Augusto Turcios Lima y Marco Antonio Yon Sosa.

“Eso marcó mucho a mi familia, porque sufrimos persecución… las fuerzas de seguridad entraban en la casa, de madrugada, y nos sacaban de la cama”, cuenta.

Otro acontecimiento que marcó la niñez de Cruz cuando tenía 6 años de edad fue la pérdida de su padre, quien murió como consecuencia de un cáncer terminal. Entonces su madre la dejó a ella y a sus dos hermanas bajo el cuidado de su familia paterna.

“Crecimos sin mamá y sin papá, y nuestros tíos nos criaron”, afirma.

Estos acontecimientos propiciaron que Cruz buscara participación dentro de las actividades de la iglesia Católica, y fue así como desde los 13 años comenzó su voluntariado, en Campur, Alta Verapaz, durante las vacaciones escolares. Vivió de cerca los procesos de la teoría de la liberación, en una coyuntura convulsionada por el conflicto armado interno.

“Yo crecí en la zona 1. Mis parroquias eran Santa Marta y Santa Cecilia, con los padres salesianos y la congregación Esclavas del Sagrado Corazón… ellos me marcaron mucho”, refiere.

Durante sus años de estudios secundarios, a finales de la década de 1970, en el Instituto María Luisa Samayoa Lanuza, se convirtió en una de las fundadoras de la asociación de estudiantes de ese plantel; la primera organización formal en que fue dirigente.

“Eso fue cuando secuestraron a Robin García y a Leonel Caballeros, por lo que había una efervescencia en el estudiantado”, relata.

Cuando terminó sus estudios básicos, Cruz decidió dedicarse a la vida religiosa y se incorporó al convento de la Congregación de las Esclavas del Corazón de Jesús; sin embargo, el asesinato de uno de sus tíos y el incendio de la Embajada de España, en 1980, motivaron que se sintiera atraída por el movimiento revolucionario, por lo que se incorporó al Ejército Guerrillero de los Pobres.

En ese proceso de cambio, la activista conoció a Miguel Ángel Hernández Solá, con quien se casó y procreó dos hijos, pero el primero, José David, murió a los 5 meses de edad.

Después de esa pérdida, a Cruz le diagnosticaron cáncer, por lo que estuvo en tratamiento médico durante varios meses, en el Hospital Roosevelt.

Durante ese tiempo su esposo se fue al exilio a Nicaragua, y dos meses después, pese a su enfermedad, Cruz decidió marcharse con él.

En Nicaragua, la activista desarrolló diferentes actividades para poder sobrevivir. “Corté grama, trabajé como costurera, entre otras cosas”, asegura. En esos años nació su segunda hija, Claudia María, pero también se separó de su esposo.

Sola, con su hija, decidió regresar a Guatemala en 1987 y se incorporó a la oficina de servicios múltiples de la Conferencia Religiosa de Guatemala.

Fue así como, desde ese entonces, Cruz inició una participación más activa en organizaciones con enfoque social: en 1991 dirigió la Asociación para la Educación y el Desarrollo, que apoyaba a comunidades de desplazados por la guerra interna; entre 1994 y el 2004 fue asesora de la Unidad de Asentamientos de Guatemala y del Frente de Pobladores de Guatemala.

En esos años también fundó la Casa de Servicios en Derechos Humanos, Agrarios y Laborales, dirigida a la búsqueda de resolución de conflictos.

Trabajo en diferentes áreas

Entre las acciones efectuadas por la Fundación Sobrevivientes el año recién pasado se encuentran las denuncias presentadas en contra de supuestos responsables de tráfico de personas y adopciones irregulares.

Esa entidad calcula que en el país existen más de 500 abogados involucrados en este tipo de ilícitos, pero la cantidad puede ser mayor.

Del 15 al 24 de julio del 2009, el equipo de Sobrevivientes, junto con voluntarios internacionales, participó en una huelga de hambre frente al edificio del Organismo Judicial.

“Fue una medida extrema tomada para sensibilizar a las autoridades en el tema del tráfico de niñas y niños … hay madres que sufren el robo de sus hijos para fines de adopción irregular; ellas piden que sean anulados esos procesos”, señala Cruz.

Entre la labor humanitaria que desarrolla Sobrevivientes están la administración de un refugio para las víctimas de diferentes casos de abuso, uno de los pocos que funcionan en el país, y su lucha por proteger a las madres que han sido víctimas del robo de sus hijos.

De acuerdo con Cruz, la creciente cantidad de asesinatos de mujeres en Guatemala se debe a la pobreza y el incremento del narcotráfico.

Investigaciones efectuadas y análisis presentados por la Fundación concluyen en que los pandilleros matan a las mujeres de las familias de las pandillas rivales, con frecuencia como rito de iniciación, sin mucho temor a represalias legales porque estos crímenes no se denuncian y se investigan con poca frecuencia.

Sobrevivientes ha brindado apoyo a víctimas de esos abusos, ya que dentro del sistema de justicia nacional menos del 3 por ciento de los responsables son procesados.

Ante ese escenario, la Fundación Sobrevivientes y otros grupos sociales que trabajan en defensa de los derechos humanos apoyaron la instalación de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala.

Uno de los principales retos del equipo de la entidad es hacer conciencia en las autoridades para que se dé la atención adecuada a los procesos que se llevan en los tribunales de justicia .

“Nuestro principal desafío es no darnos por vencidos y seguir adelante en contra de la impunidad y buscando justicia a favor de las mujeres víctimas de abusos y violencia en este país”, expone Cruz.

http://www.prensalibre.com/pl/2010/enero/03/363513.html

RECLAIM THE NIGHT – London report

By Daniel Velásquez / M.I.A. / GPDN

While in London, U.K  visitng a friend, I had the luck to bump into the beginning of a march to celebrate the International Day to End Violence Against Women, with an emphasis on rape and male violence against women. The event was organized by the London Feminist Network.

Reclaim the Night 2009 from Daniel Velasquez on Vimeo.

Why the March

According to the British Crime Survey (2001) there are an estimated 47,000 rapes every year, around 40,000 attempted rapes and over 300,000 sexual assaults. Yet our conviction rate is the lowest it has ever been, one of the lowest in Europe, at only 5.3%. This means that more rapists were convicted in the 1970s when Reclaim The Night marches first started than they are now. Did you know that the maximum sentence possible for rape is life imprisonment? Probably not, because rarely are rapists even reported or convicted, let alone with a realistic sentence. This situation has to change.

We march to demand justice for rape survivors.

A recent survey by the young women’s magazine More in 2005 found that 95% of women don’t feel safe on the streets at night, and 65% don’t even feel safe during the day. 73% worry about being raped and almost half say they sometimes don’t want to go out because they fear for their own safety.

In every sphere of life we negotiate the threat or reality of rape, sexual assault and sexual harassment. We cannot claim equal citizenship while this threat restricts our lives as it does. We demand the right to use public space without fear. We demand this right as a civil liberty, we demand this as a human right.

The Reclaim The Night march gives women a voice and a chance to reclaim the streets at night on a safe and empowering event. We aim to put the issue of our safety on the agenda for this night and every day.

The Reclaim The Night marches started in the UK in the 1970s. In America they are known as ‘Take Back The Night’ and the first one was held in West Germany on April 30th 1977. In Britain they first began on 12th November 1977 when marches took place in Leeds, Manchester, Bristol, London and many other cities. The Reclaim the Night marches became even more significant when, in following years, a man called Peter Sutcliffe began murdering prostitute women in and around Leeds. Feminists in the area were angry that the police response to these murders was slow and that the press barely reported on them. It seemed that it was only when young student women began to fall victim to this serial killer that the police started to take the situation seriously. Their response was to warn all women not to go out at night. This was not a helpful suggestion for any woman, let alone for those women involved in prostitution who often had no choice about whether they went out at night or not. Feminists and a variety of women’s and student groups were angered by this response. So they organised a resistance of torch-lit marches and demonstrations — they walked in their hundreds through the city streets at night to highlight that they should be able to walk anywhere and that they should not be blamed or restricted because of male violence.

Over the years the marches evolved to focus on rape and male violence generally, giving women one night when they could feel safe to walk the streets of their own towns and cities.

You may read more about LFN and Reclaim the Night 2009 at http://www.reclaimthenight.org/why.html.

M.I.A. Delegation: Say NO – UNiTE to End Violence against Women

Three delegates from MIA will participate this month in the activities part of the launch of the U.N. campaign: “UNiTE to End Violence against Women“.

“Say NO – UNiTE to End Violence against Women” is a global call for action, launched in November 2009, on ending violence against women and girls. It is presented by UNIFEM as a contribution to advance the objectives of UN Secretary-General Ban Ki-moon’s campaign UNiTE to End Violence against Women through social mobilization.

You can read more HERE.

Guatemala será sede de campaña contra violencia

Guatemala será la sede de la campaña del secretario de las Naciones Unidas, Ban Ki- Moon, para poner fin a la violencia contra las mujeres, por dos razones: las cifras de la violencia contra las mujeres son muy altas, pero el país ha adoptado una serie de medidas que pueden ayudar a ponerle fin.

El representante del Sistema de las Naciones Unidas en Guatemala, Mauricio Valdés, explicó ayer que los niveles de violencia contra las mujeres alcanzaron cuotas “intolerables”; sin embargo, se han aprobado normas como la Ley contra el Femicidio, la Ley contra la Violencia Sexual y la Trata de Personas, y la Ley contra la Violencia Intrafamiliar, las cuales, “bien aplicadas”, constituyen un marco legal suficiente para combatir ese yugo.

Nadine Gasman, representante del Fondo de Población de las Naciones Unidas para Guatemala, dijo que la violencia contra las mujeres es “una violación a los derechos humanos y necesita ser tratada con un enfoque integral”. “La violencia contra las mujeres es inaceptable, inexcusable e intolerable”, expuso.

El viceministro de Relaciones Exteriores, Lars Pira, afirmó que se han aprobado todas las leyes necesarias para proteger a la mujer, pero reconoció: “Nos quedamos muy cortos, porque vemos que la participación de la mujer es muy baja. En términos de salud mueren muchas mujeres al concebir hijos —tenemos uno de los más altos índices de estas muertes— y todavía impera la impunidad; por eso la Ley contra el Femicidio, que es una buena ley, no se ha aplicado como debe ser”.

“Tenemos que trabajar todavía para que las mujeres puedan gozar de sus derechos plenamente”, expresó Pira.

El representante del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, Adriano González-Regueral, refirió que en el 2008 murieron de manera violenta en el país 722 mujeres, de las cuales el 18 por ciento eran niñas y adolescentes.

Lo necesario, explicó, es acabar con la tolerancia social hacia la violencia contra las mujeres y niñas. “Hay que luchar contra el silencio, debe haber tolerancia cero e impunidad cero, y entonces podremos detener la violencia”, manifestó.

Actividades

El público al que se dirige la iniciativa en forma especial es la gente joven, porque, según representantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en las generaciones futuras está la capacidad de detener la violencia.

La campaña “Latinoamérica, únete para poner fin a la violencia contra las mujeres” se lanzará el 25 de noviembre en Guatemala, en el marco del Día mundial para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, con varias actividades, entre estas un seminario de intercambio de experiencias, una obra teatral, un acto protocolario y un macroconcierto en la Plaza de la Constitución, que contará con artistas de talla internacional, como el colombiano Fonseca y los guatemaltecos Viento en Contra.

La iniciativa durará hasta el 2015, fecha límite para el cumplimiento de los Objetivos del Milenio, ya que pretende impulsar el avance de estos por medio del desarrollo de las mujeres.

http://www.prensalibre.com/pl/2009/noviembre/11/355131.html

Tres mujeres, muchas historias de vida, trabajo y liderazgo

Son personas con vida diferente y distantes. Con experiencias, batallas, derrotas y logros propios, pero que comparten la misma lucha a favor de su sector.

Por Agustín Ortiz | Diario de Centro América

Entre unas y otras hay cientos de kilómetros de distancia. En algún momento se han cruzado sus caminos, pero no ha habido un lazo que las una, más que lo que tienen en común su liderazgo. Son tres mujeres con vidas diferentes y distantes. Con experiencias, batallas, derrotas y logros propios, pero que comparten la misma lucha a favor de su sector.

Como ellas, cientos de lideresas hacen de heroínas anónimas en sus comunidades sin que la sociedad se entere o mucho menos les reconozca su esfuerzo, trabajo, dedicación, y hasta sacrificio. Provienen de los rincones más lejanos de Guatemala. Viajan días enteros para llevar sus conocimientos o seguir enriqueciendo los que tienen en su lucha por una sociedad equitativa, más justa e incluyente, como ellas dicen.

María González, maya-K´iche´, originaria del cantón Chicuá, Quetzaltenango

“Veía en mí la necesidad de desempeñarme en la sociedad”

“Veía en mí la necesidad de desempeñarme en la sociedad”

A sus 22 años de edad, su nombre es reconocido en gran parte de Quetzaltenango. Su liderazgo y vocación de servicio la han llevado a participar en diversas organizaciones locales y regionales de mujeres, principalmente en el área de capacitación en aspectos productivos.

A los nueve años dejó la escuela. Su familia no podía seguir sosteniendo sus estudios. Pero su deseo de superación pudo más que los obstáculos. “Veía la necesidad de tener una carrera para desenvolverme de una mejor manera en la sociedad”, dice con tono firme. Fue así como comenzó a involucrarse en capacitaciones.

En 1998 conoció la Asociación Mujer Tejedora del Desarrollo (Amuted). Para 1999 ya era parte del equipo técnico de capacitación. En el 2000 comenzó como maestra de tejido de palitos. Luego se involucró en temas de género, derechos humanos, política y autoestima. Considera que su mayor logro en todo ese tiempo ha sido haber roto el silencio. “No me puedo quedar callada si veo que alguien maltrata o discrimina a alguna mujer”, asegura.

Se define como una mujer independiente y capaz de compartir funciones con los hombres. Actualmente estudia el último año de Bachillerato en Ciencias y Letras con orientación en Derecho y espera ingresar a la universidad el año próximo.

Gónzalez, además de compartir sus conocimientos en tejido, ha hecho de esta actividad una importante fuente de ingresos económicos familiares.

Felipa de Jesús Pop, maya-Q´eqchi´, originaria de Pocolaj, San Pedro Carchá, Alta Verapaz

“Quiero capacitarme para ayudar a otras mujeres a salir adelante”

“Quiero capacitarme para ayudar a otras mujeres a salir adelante”

En su comunidad la conocen como doña Filomena. No sabe hablar bien el español, por lo que a veces tiene que mezclar su idioma materno en la conversación, sin que ello impida que exprese lo que piensa.

Hace 22 años inició, junto con 60 mujeres de ocho comunidades de San Pedro Carchá, un proyecto de mujeres tejedoras en un intento de abrir espacios para la participación productiva de las féminas. De ellas solo quedan 30. “Como no tenemos donde vender nuestros productos, ellas se fueron desanimando”, indica.

Sobre derechos humanos, género, política y otros temas de incidencia no sabe mucho, pues asegura que hasta ahora solo se han centrado en el tema productivo. “Las mujeres de mi comunidad no salen de sus casas. A mí me gustaría que conocieran otras experiencias para mejorar nuestro trabajo y yo quiero abrir esa puerta”, señala con un poco de dificultad en su castellano.

Gracias a la organización lograron tener cinco telares de pedal, tres para corte, cinco para chalinas, individuales y centros de mesas, con los cuales producen una gran variedad de productos. “Siempre que salgo llevo conmigo algo de lo que producimos para vender y que nos conozcan”, dice. Hace un año falleció su esposo y, como ella, la mayoría de las mujeres de su organización son viudas y dependen de su producción, ya que son el sostén de su familia.

Lucía Guillermina de Montejo, maya-Popti´, originaria de Jacaltenango, Huehuetenango

“Estoy consciente de que he hecho lo que he podido; de algo ha de servir”

“Estoy consciente de que he hecho lo que he podido; de algo ha de servir”

Si alguien puede hablar con propiedad de liderazgo, es Lucía Guillermina. En pleno conflicto armado interno, hacia 1983, comienza a organizar a las mujeres motivándolas a estudiar, pues siempre creyó que la educación es la base para salir de la pobreza y la exclusión y superar la inequidad en general.

Así lideró los primeros esfuerzos de alfabetización de mujeres en su región, cuando aún no tenía un alto nivel académico. Sus padres le habían “dado” hasta sexto primaria y, para ella, eso era suficiente para ayudar a otras personas que nunca conocieron las aulas de una escuela. “Fueron 53 mujeres las que alfabetizamos primero”, recuerda con exactitud.

En la medida que trabajó con mujeres fue reconocida. Entonces comenzó a comprometerse en otras organizaciones. Hacia 1990 se involucró en el tema productivo y capacitó a mujeres en artesanía. Dos años más tarde incidió en el movimiento cooperativo, principalmente en las áreas de San Marcos, Sololá y Huehuetenango.

Lucía Guillermina sabe qué es sacrificarse. “A veces no tenía ni para comer y lo utilizaba para mis pasajes cuando tenía que ir a capacitar”, rememora. Además tuvo que pasar mucho tiempo lejos de su familia, entre ellos sus hijos. “Pero ha valido la pena. Ellos sí pudieron estudiar y tienen lo que yo no pude tener”, asegura quien ahora preside una organización de segunda categoría dedicada al tema de salud, seguridad alimentaria y apertura de mercados.

http://dca.gob.gt:85/archivo/091112/nacional6.html